La Ciudad. La superficie de la planta urbana era en ese entonces pequeña y, aunque en los planos ya estaba la traza de todas las calles, muchas de ellas todavía no habían sido abiertas .En la mayoría de las manzanas los baldíos eran mas numerosos que los lotes edificados.La Familia. En aquellos tiempos generalmente era el hombre el que aportaba con su trabajo el dinero necesario para el mantenimiento y desarrollo de su familia , la esposa ejercía la profesión más difícil que es la de ama de casa , por su parte había mucho respeto en la relación de hijo a padre.
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Moda y elegancia. Otra cosa que nunca faltó, pero va cambiando con las épocas es la eleganci.JPG)
a madariaguense que en su época disponía de distintos servidores: Ángel La Frossia les cortaba el pelo y los afeitaba en su peluquería “El Tuyú”, también aplicaba fomentos y fricciones con alguna loción capilar que prometía prevenir la calvicie: también estaba la peluquería y perfumería “La sirena”. Liberato D´ Onofrio y Pascual se complementaban en el atuendo masculino : el primero conducía la sastrería “ El porvenir” y el otro la zapatería “ La elegancia”. Otros lujos imprescindibles de aquella época , para lucir elegantemente eran los relojes de bolsillo , de varias tapas y con cadenas que cruzaban chalecos masculino de bolsillo a bolsillo. Paulino Virela tenía su relojería llamada “El fénix argentino” y representaba los relojes Zenith al igual que su colega Ángel Montes, dueño de la joyería y relojería “El regulador”. Mientras las señoras confiaban la elegancia de sus vestidos a Delia R. De Méndez.
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Los negocios. Los lugares más frecuentados para hacer la compra de alimentos eran “El arca de Noé” de José Andere, que era además almacén, despacho de bebidas, y en los bares de Audine hnos., Deogracias Beltrocco que tenía un café y restaurante anexo, Lucía P. De Tolosa tenía un bar y comedor , los golosos hallaban satisfacción en las confiterías de Juan Dellapina, Manuel Gaja y Juan Latuf , los degustadores de fiambres y encurtidos hacían su provista de mortadela , salames y jamones con María Blanco y sus hijas, que atendían la fiambrería y cantina “Villa María” donde ofrecía café y comidas a toda hora. Aunque en todos los almacenes y despachos de bebidas se ven
dían cigarrillos , en la cigarrería de Ignacio Etchepare (que también vendía billetes de lotería) y en la de Emilia E. de Santa Coloma , se compraban paquetes de tabaco, boquillas y pipas, se agregaba el rubro Pedro Bevilacqua que fabricaba cigarrillos, como también Pedro martinez que elaboraba soda y refrescos que representaba a la cervecería Quilmes y a la gaseosa Biltz .
Las telas las compraban, habitualmente, en las tiendas de Pablo
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a madariaguense que en su época disponía de distintos servidores: Ángel La Frossia les cortaba el pelo y los afeitaba en su peluquería “El Tuyú”, también aplicaba fomentos y fricciones con alguna loción capilar que prometía prevenir la calvicie: también estaba la peluquería y perfumería “La sirena”. Liberato D´ Onofrio y Pascual se complementaban en el atuendo masculino : el primero conducía la sastrería “ El porvenir” y el otro la zapatería “ La elegancia”. Otros lujos imprescindibles de aquella época , para lucir elegantemente eran los relojes de bolsillo , de varias tapas y con cadenas que cruzaban chalecos masculino de bolsillo a bolsillo. Paulino Virela tenía su relojería llamada “El fénix argentino” y representaba los relojes Zenith al igual que su colega Ángel Montes, dueño de la joyería y relojería “El regulador”. Mientras las señoras confiaban la elegancia de sus vestidos a Delia R. De Méndez..jpg)
Los negocios. Los lugares más frecuentados para hacer la compra de alimentos eran “El arca de Noé” de José Andere, que era además almacén, despacho de bebidas, y en los bares de Audine hnos., Deogracias Beltrocco que tenía un café y restaurante anexo, Lucía P. De Tolosa tenía un bar y comedor , los golosos hallaban satisfacción en las confiterías de Juan Dellapina, Manuel Gaja y Juan Latuf , los degustadores de fiambres y encurtidos hacían su provista de mortadela , salames y jamones con María Blanco y sus hijas, que atendían la fiambrería y cantina “Villa María” donde ofrecía café y comidas a toda hora. Aunque en todos los almacenes y despachos de bebidas se ven
dían cigarrillos , en la cigarrería de Ignacio Etchepare (que también vendía billetes de lotería) y en la de Emilia E. de Santa Coloma , se compraban paquetes de tabaco, boquillas y pipas, se agregaba el rubro Pedro Bevilacqua que fabricaba cigarrillos, como también Pedro martinez que elaboraba soda y refrescos que representaba a la cervecería Quilmes y a la gaseosa Biltz .Las telas las compraban, habitualmente, en las tiendas de Pablo
Caro, B. Correa Eyras y Cia. José Gabriel, Leoncio Martegani , Bernabé Mendez , Santiago Miguel y José Perez.
El cine. La novedad del cinematógrafo ya había llegado para 1916 a Madariaga.
Proyectaba “las vistas" Alberto Zuvi , pero Celestino Peláez era el propietario del cinematógrafo, bar y billares “El Ideal” donde enunciaba cintas nuevas todos los días.
En la foto vemos un programa del "Gran Cine Sarmiento" para el sábado 14 y domingo 15 de Enero de 1962.
La educación. Para 1916 funcionaban varias escuelas primarias provinciales y un prestigioso colegio privado “El Echaniz” que había sido fundado en 1911, era para ambos sexos, recibía pupilos y medio pupilos, un programa de estudio era el del estado y extendía la 3enseñanza hasta el 5º grado inclusive, pero la formación particular se extendía a otro aspecto: el del corte y confección , que encerraba el doble fin de salida laboral y el doméstico o familiar .
